Puedes pensar que tu gato siempre está tranquilo y quieto debido a que es simplemente su carácter y aunque esto puede ser cierto la mayor parte del tiempo, no significa que no puede sufrir depresión. Los gatos tienen más cosas en común con los humanos de lo que en ocasiones percibimos y la depresión es una de ellas.
Dormir. Los gatos a menudo son criaturas bastante soñolientos, pero los deprimidos tienden a dormir más de lo habitual. Observa la rutina de sueño de tu gato y si notas que está durmiendo demasiado y es menos activo, la depresión podría ser la causa. Los felinos infelices a menudo tienden a exhibir un comportamiento poco enérgico sobre todo al al jugar con juguetes o explorar alrededor de la casa.
Apetito. Los cambios en el apetito a menudo indican que un gato pequeño tiene estrés. Si tu gato generalmente come como si no hubiera mañana y de repente pierde el apetito, debes tener en cuenta su estado de ánimo general. Los gatos cuando están tristes comen menos y como es de esperar, por lo general pierden peso. Para que algo como esto no te coja de sorpresa, lo mejor es que monitorees sus hábitos alimenticios y su peso.
Aseo. La falta de aseo también podría estar relacionado con la depresión. Un gato deprimido puede dejar de asearse o descuidar completamente el arreglo del pelaje. También puede hacerlo en exceso hasta el punto de quitarse grandes mechones de pelo con los dientes. Este lamiendo obsesivo y los alones de pelo también son un síntoma muy común de ansiedad que por lo general va de la mano con la depresión felina.
Comportamiento distante. Cuando un gato normalmente amistoso de repente comienza a comportarse distante, cabe la posibilidad de pensar que tiene depresión. Si tu dulce mascota se acurrucaba a tu lado para dormir y ahora en lugar de eso se esconde todo el tiempo, podría ser por algo más serio que un simple mal humor. Tu gato puede esconderse en lugares distantes de la casa en los que crea que estará mucho más tranquilo. En aquellos gatos que normalmente están de mal humor, este síntoma puede ser difícil de notar.
Vocalización. En algunos casos los gatos sufren una depresión mucho más fuerte. Para expresar la insatisfacción, tu mascota puede comenzar a maullar más fuerte, sobre todo por la noche, cuando todos en la casa están tratando de dormir. Observa el comportamiento de tu gato para ver si emite aullidos fuertes y persistentes así como quejidos. Los maullidos excesivos son comunes, especialmente en la depresión felina causada por la pérdida de un propietario o de un compañero doméstico.
Comportamiento agresivo. Los gatos que son normalmente relajados y pacíficos de un momento a otro pueden llegar a ser agresivos e irritables debido a la depresión. Si tu gato gruñe y maúlla cada vez que alguien se le acerca, ya seas tú u otro animal doméstico, es posible que sea por depresión. Un gato descontento también puede tratar de atacar, así que debes tener mucho cuidado cuando estés cerca de tu mascota.
Caja de arena. Los desórdenes en la caja de arena y la suciedad también podrían ser un signo de depresión felina. Cuando un gato que normalmente tiene un buen comportamiento y de la nada comienza a hacer sus necesidades en el piso de la casa, es porque algo está mal. Los gatos también pueden mostrar su ansiedad y frustración a través de la orina territorial esparciéndola por tu hogar.
Atención veterinaria. Un gato puede deprimirse debido a cambios que ocurran en su vida como el fallecimiento de uno de sus más queridos compañeros o mudarse a una casa totalmente diferente y más grande. También puede deprimirse debido a varias condiciones de salud, incluyendo enfermedades renales y diabetes. Cualquiera que sea la causa, la atención veterinaria es importante.