Si tu gato (llamémosla princesa) está sano, su sistema inmunológico combate los gérmenes. Si la princesa tiene un trastorno inmunológico, su sistema no sólo luchará contra los desagradables gérmenes y otros invasores extraños, también atacará a sus propias células, dando lugar a una serie de problemas de salud.
Lo esencial. Existen cuatro tipos básicos de reacciones relacionadas con la inmunidad, numeradas del uno al cuatro. Van desde simples alergias a los tumores a enfermedades que amenazan la vida, tales como el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV). Para estar seguro, si sospechas que hay un problema, consulte a un veterinario con experiencia en cuanto a la salud y el tratamiento de tu mascota.
Tipo I. Princesa puede desarrollar reacciones tipo I localizada, conocidas como anafilaxis, de las picaduras de insectos, medicamentos o alimentos. También puede desarrollar una reacción sistémica. Esté atento a los rasquidos en exceso, vómitos, diarrea, inquietud, encías pálidas o azuladas, salivación y dificultad para respirar. En casos extremos, tu gato puede sufrir de convulsiones, o incluso la muerte, por lo que deberás actuar con rapidez para protegerla.
Tipo II. Su veterinario puede no ser capaz de determinar la causa exacta para una reacción de tipo II. Podría ser un virus, medicación o enfermedad. Mantén una estrecha vigilancia sobre tu gato en busca de problemas intestinales, como diarrea o vómitos. También puede desarrollar fiebre, hinchazón de las articulaciones o dolor en las articulaciones. La trombocitopenia y anemia hemolítica son otras reacciones comunes de tipo II. Estos causan ictericia, encías pálidas, apatía y sangrado excesivo. Si tu felino favorito desarrolla protuberancias o costras, como espinillas, en su piel, puede estar sufriendo de un trastorno inmune de tipo II, como el pénfigo.
Tipo III. Los trastornos inmunológicos de tipo III comúnmente causan inflamación en órganos vitales como los riñones, el cerebro, los pulmones o la piel. Los síntomas dependen de cuáles órganos afecte. Pueden ocurrir signos generales de enfermedad, como fiebre, fatiga, debilidad muscular, diarrea y vómitos. También puede encontrarse con que tu gato tiene sed todo el tiempo. Puede comenzar a caminar raro, tambaleándose o toparse con muebles u objetos al azar. Revise su piel en busca erupciones, y observe sus hábitos en la caja de arena. Si tiene problemas para orinar, va demasiado poco o demasiado al baño, puede tener un trastorno de los riñones, llamado glomerulonefritis.
Tipo IV. ¿Has oído hablar del virus de la inmunodeficiencia felina o virus de la leucemia felina? Si es así, ya sabes algo acerca de estos trastornos del sistema inmune de tipo IV. Los trastornos de tipo IV son causados por virus, parásitos, herencia genética y las bacterias, y pueden dar lugar a algunos problemas de salud graves para su gato. Los huesos de tu gato pueden llegar a ser débiles y enfermos, lo que conduce a las fracturas, puede desarrollar tumores o infecciones micóticas de la piel, problemas de respiración, perder peso y cansarse con facilidad. Los bultos y erupciones en la piel, diarrea, micción excesiva y pérdida de apetito son todas indicaciones de que tu gato necesita ayuda.