Si eres propietario de un gato, puedes haber oído las siglas CoVF y FECV. Pero ¿qué son y por qué te importan? La respuesta es corta: son virus, que podrían afectar la vida de tu gato. Recuerda, siempre consulta a un veterinario calificado por la salud de tu mascota.
Lo esencial
CoVF significa coronavirus felino, una familia de virus que afectan el sistema respiratorio y los intestinos. Si eres propietario de varios gatos estos tienen un mayor riesgo de infección. FECV es el acrónimo de coronavirus entérico felino. Este tipo de coronavirus normalmente no hace más daño que algunos problemas de estómago, como la diarrea. Los gatos excretan el virus en su caca. La transmisión ocurre cuando otros gatos entran en contacto con las heces contaminadas u objetos contaminados.
Síntomas
Los síntomas de la FECV varían. Puede ser completamente asintomático, aunque es probable que el gato infectado experimente algún vómito, diarrea, pérdida del apetito y fiebre. Los gatitos pueden luchar con los síntomas por hasta cinco días. Observa cuidadosamente para detectar signos de debilidad. Un gatito que no haya comido durante un día corre el riesgo de perder demasiado peso y caer en la malnutrición.
Tratamiento
No se ha enumerado ningún tratamiento para el coronavirus felino, aunque sí se sugiere el tratamiento de sus efectos. En otras palabras, a un gatito con falta de apetito se le debe dar líquidos para recuperar el peso que ha perdido. La mayoría de los gatos desarrollan sus propios anticuerpos naturales contra el coronavirus felina y llevarán el virus por el resto de sus vidas, así como los seres humanos tienen el virus de la varicela.
Riesgos
¿Cual es el mayor riesgo para los gatos infectados con coronavirus felino? FIP, es conocido como la peritonitis infecciosa felina. FIP se desarrolla a partir de hebras mutadas de FELV. Por desgracia, la FIP es casi siempre fatal. El virus puede parecer resfriado, o simplemente otra ronda de diarrea. Pero entonces el gato se fatiga o tiene letargo. Podría perder peso y el apetito. El líquido se acumula en el pecho del gatito o el abdomen. Algunos desarrollan temblores o parálisis. No existe cura ni tratamiento específico, aunque el tratamiento de los síntomas puede prolongar la vida.