La mayoría de los gatitos se toman sus medicinas tanto como les gusta la hora del baño, sin embargo, no importa lo lindo que se vean, a veces tienes que ser el malo de la película, forzar la situación. La dispensación de un medicamento líquido no siempre es divertida, pero una vez que la rutina se hace, el problema se acaba en un instante.
Elementos que se necesitan
• Dispensador de medicina
• Toalla o manta
Paso 1. Acérquese al gatito cuando está en calma, pero lúcido. No quieres despertarlo de la siesta para esto, y no deseas interrumpir su tiempo de juego tampoco. Él tiene que estar despierto, pero en calma.
Paso 2. Envuélvelo suavemente con una toalla o una manta, dejando a su cuello y cabeza al descubierto. El objetivo es estrechar su movimiento si su momificación, así que asegúrese de que está relativamente cómodo, sin ser capaz de zafarse.
Paso 3. Agarra la cabeza de tu gato desde arriba, con tu dedo pulgar en un lado de la cara, y los otros dedos en el otro lado. Tire hacia atrás con cuidado e incline la cabeza hacia atrás, lo que lleva a su boca a abrirse.
Paso 4. Llene una jeringa sin aguja, o cuentagotas, con la medicina del gatito y adhiéralo al final del dispensador. En lugar de rodar la medicina por su garganta, calza el dispensador entre los dientes y las mejillas.
Paso 5. Echa el medicamento lentamente desde el dispensador, manteniendo la mano en la cabeza, y la cabeza inclinada hacia atrás. Hable con calma y de forma positiva con él, para ayudar a manejar su ansiedad por la situación.
Paso 6. Retire el dispensador, y después de que termine de tragar, deja de lado la cabeza y quítale la manta de constricción. Acarícialo y háblale de manera alentadora, y no lo tome como algo personal si quiere un poco de tiempo a solas.
Consejo. Cuenta con una segunda persona para que te ayude. El proceso es mucho más fácil si alguien más frena el cuerpo del gatico, mientras que le administras el medicamento.